Ya llegó. Estamos en esos días, en esas fechas que cada año llegan y nos recuerdan el martirio que sufrió un nazareno, un hombre, que era Dios, para redimir al resto de hombres. Y sobretodo nos recuerda que venció a la muerte.
Sevilla, llamada la Jerusalem de occidente, nos representa cual fue la pasión de Jesús, el Nazareno.
El Nazareno entra en la Jerusalem de occidente por la plaza del salvador, rodeado de niños que lo acompañan en su triunfal paseo por Sevilla, vitoreandolo con palmas. Celebra la última cena en la plaza de los Terceros, donde Judas ya sabe cual será su traición, y el resto de apostoles no se imaginan lo que les viene poco después. Jesús, mientras sus seguidores duermen orará en la calle Feria, y por la alameda. Es traicionado por Judas en la Calle Santiago y lo prenden en la calle Orfila, pese a la oposición del gremio de panaderos. Una vez prendido cautivo y sólo es consolado por el barrio del Tiro de linea. Lo presentan a Anás, y lo abofetean en el barrio de San Lorenzo, lo presentan a Herodes que lo desprecia en San Juan de la Palma. Ante Caifás en Triana, es ayudado por la cuadrilla de costaleros que hacen lo posible por mitigar su dolor.
Finalmente Pilatos lo presenta al pueblo sevillano en el barrio que ya no es barrio, La Calzada. Y ante nosotros se desentiende de su ajusticiamiento. Se lee su sentencia bajo el Arco de La Macarena. Lo despojan de sus vestiduras por la calle Castelar, con el sufrimiento de las cigarreras es azotado en los Remedios, lo coronan de espinas en la calle Laraña, y se burlan de Él por la calle Águilas. Le colocan la Cruz en la que será sacrificado en el barrio del Porvenir, y la paseará por Sevilla, por San Lorenzo, donde saca el poder de Dios, su Gran Poder. Camina por la puerta Osario, donde es ayudado por Simón de Cirene. Continúa su camino por Laraña, por San Román.... Cae tres veces, en San Isidoro, en San Vicente y en Triana, donde se refleja la Esperanza de los sevillanos en su resurrección. Una vez en el Calvario abraza su Cruz en la plaza del Duque, en silencio... Lo clavan y ponen la Cruz en pie ayudados por dos caballos en Santa Catalina, pasa Sed en Nerbión y le clavan una lanza en la Calle Trajano. Pronuncia las siete palabras por Alfonso XII, y comienza su fin en Mateos Gago, se retuerce en la plaza del Museo y termina de expirar en Triana. Ya muerto lo vemos por la Calle San Fernando, acompañado de los estudiantes sevillanos. Lo descienden el la plaza de San Pablo, y en el arenal su madre lo llora. Lo amortajan las hermanas de la Cruz en la calle de Santa Angela de la Cruz. Y fianlmente su feretro se pasea en una urna de cristal hasta la Catedral.
Pero en Santa Marina, dará sentido a nuestra Fé, resucitando cada Domingo de Resurrección. Y Sevilla lo celabra con un festejo taurino para proclamar al mundo la buena nueva.
He dicho.
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